La inclusión no es una cuestión de esfuerzos es de hechos. Y eso refleja la situación de las universidades con aquellas personas que están en condición de discapacidad. Algunas instituciones en Bogotá han venido trabajando para lograr la inclusión educativa, sin embargo, a pesar de las normas en este sentido, muchos profesores, estudiantes y directivos permanecen sordos, ciegos y mudos frente a un tema que afecta a 240 mil personas en esta situación.

 

Una de las grandes problemáticas gira en torno a la adecuación de la infraestructura de estas instituciones,  aspecto que no es tenido en cuenta dentro de los proceso de realización, consolidación e implementación de las políticas de inclusión que buscan las universidades, lo que dificulta aun mas la idea de una educación para todos.

 

Sin embargo, esta situación no ha sido un impedimento para que estás personas logren acceder a una educación superior de calidad, en donde puedan llegar a demostrar sus capacidades y que como cualquier persona puedan desempeñarse hábilmente en el ámbito universitario, a pesar de que existe o no el interés en la comunidad en incluirlos.